Marzo 17, Lectura: Romanos 2:1-4
Sin excusa
Puntualizamos las siguientes verdades:
1. El hombre no tiene excusa y no debe constituirse en juez de otros
por dos razones: porque se condena y porque hace lo mismo (v. 1). La moralidad
no excluye a las personas de ser como las demás ni es la forma para escapar de
la ira de Dios. Recordamos las palabras de Cristo en el Sermón del Monte: “No
juzguéis, para que no seáis juzgados”, porque así como se juzga, también uno es
juzgado, y todos somos medidos por la misma medida (Mateo 7:1,2), así que dejemos
esto en manos del único que es justo: el Juez de toda la tierra (Génesis 18:25;
Hebreos 12:23).
2. El juicio de Dios tiene como base la verdad (v. 2), conforme a los
hechos. En el tribunal divino no hay
corrupción de la justicia.
3. Se vuelve a repetir que el hombre juzga pesar de que hace lo mismo,
sin embargo, se deja en claro que también será llevado a juicio (v. 3).
4. Tres cosas que Dios muestra son fuente de riquezas, una de ellas,
la benignidad, lleva al arrepentimiento: no la ignores (v.4).
Benignidad: Es la bondad de Dios hacia nosotros en relación a nuestros
pecados pasados.
Paciencia: Es la bondad de Dios para con nosotros en relación a
nuestros pecados presentes.
Longanimidad: Es la bondad de Dios para con nosotros en cuanto a
nuestros pecados futuros.
Sana doctrina: (a) Ser moral no me mejor a los demás pues no me ayuda
a escapar del juicio de Dios; (b) El juicio de Dios es según verdad; (c) La
benignidad de Dios guía al arrepentimiento.
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