Marzo 11, Lectura: Salmo 149:1-150:6
Terminamos la meditación del Libro de los Salmos:
Salmo 149
¿Cuánto entendemos cantar al Señor cántico nuevo (v. 1)? Primero, que
la alabanza no ha de ser rutinaria. Segundo, que cada experiencia vivida con
Dios ha de ser, debe ser, extraordinaria, que muevan las fibras de nuestro ser,
para que todas nuestras expresiones de reconocimiento a nuestro Dios, sean en
espíritu y en verdad (Juan 4:24). ¿Así lo entendemos los santos de la
congregación? ¿Sabemos que así se contenta Dios con su pueblo (v. 4)? Cuando
vayamos a la cama y al despertarnos, cantar al Señor, exaltarle con nuestras
gargantas y la espada de dos filos en nuestras manos, su Palabra (Hebreos
4:12), hará que tengamos un día de victoria (vs. 5, 6, 9).
Salmo 150
“Alabad a Dios en su santuario”. Tenemos libertad para entrar en el
Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo… (Hebreos 10:19-22).
“Alabadle en la magnificencia de su firmamento”. Donde habita en luz inaccesible
el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores (1 Timoteo
6:15,16).
“Alabadle por sus proezas”. La muerte del Señor que anunciamos (1 Corintios 11:26).
“Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza”. La Jerusalén la
celestial, la congregación de los primogénitos que están inscritos en los
cielos (Hebreos 12:22-24).
“Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa”. Llenos del
Espíritu, hablando… con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones (Efesios 5:18-20).
“Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas”. Recordando
como Dios nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino
de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre… (Colosenses
1:10-14).
“Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo”. Regocijaos en el Señor siempre (Filipenses 4:4).
“Todo lo que respira alabe a JAH”. Todo nuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo (1 Tesalonicenses 4:23).
Aleluya…
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