Marzo 24, Lectura: Romanos 3:21-26
“Pero ahora”
Esta frase nos lleva a esta transición: de la ley a la justicia divina,
que es la esencia del plan de salvación de Dios en Cristo Jesús y que se ofrece
“aparte de la ley”, es decir, que entre
la justicia de Dios y la ley o cualquier obra del hombre hay una total
separación.
¿Cómo no viene esta justicia? Pablo nos dice que no viene a través de
las obras de la ley, porque está “aparte de la ley”. Pero también nos dice como
sí viene esta justicia: “por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que
creen en él” (v. 22). Y esto es de tremenda importancia, porque debe dirigir
los ojos de todos hacia Cristo.
La oferta universal de la justicia de Dios es porque es universal su
condición pecadora (v. 23).
Tres palabras que nos hablan de la obra de Cristo: (a) Justificación:
esta acción de Dios es gratuita y por gracia. La figura es un tribunal; (b) Redención:
esta es en Cristo Jesús. La figura es un mercado de esclavos; (c) Propiciación:
Cristo se ofreció en sacrificio, y este es acepto por medio de la fe en su
sangre. La figura es un sacrificio.
Dios pasó por alto los pecados pasados, es decir, los cometidos antes de la cruz, estaban
provisionalmente cubiertos. Es hasta la obra de Cristo en la cruz que se hace
justicia.
Sana doctrina: (1) La justicia de Dios viene por medio de la fe en
Jesucristo, para todos lo que creen en él; (2) Como todos pecaron, están
destituidos de la gloria de Dios; (3) Dios justifica gratuitamente, mediante la
redención en Cristo, a quien Dios puso como propiciación.
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