Tu vida de dureza oh moralista,
Ira atesora y tú crees que mérito.
El justo juicio, divino rédito,
Inexorable cobra al optimista.
Al corazón rebelde que insista,
Dios le pagará su impío hábito,
Lo que hizo de hálito en hálito,
Se verá de lo bueno cuanto dista.
El que diga que a Dios no necesita,
O que en su caminar se sienta bueno,
Habla en la dureza de su corazón.
La moral no puede darle la razón,
Y tampoco lo hará el Juez eterno,
Cuando se tenga que cumplir la cita.
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