lunes, 2 de marzo de 2020

Más que la miel


Marzo 2,  Lectura: Salmo 139:1-24
Dios es Omnisciente, es decir, que todo lo sabe (vs. 1-6). En versos que nos parecen contundentes, el salmista demuestra esto; baste una muestra: “Aún no está la palabra en mi lengua, y… la sabe toda” (v. 4). Tengamos cuidado con lo que decimos, que no sea “palabra ociosa” (Mateo 12:36).
Antes que asustarnos por esto, como al salmista, “tal conocimiento” nos debe parecer “demasiado maravilloso”, y si, al menos yo, “no lo puedo comprender” (v. 6).
Dios es Omnipresente, es decir, que está en todo lugar (vs. 7-12). Para demostrar esto, el salmista escribe también hermosos versos que cautivan y maravillan; baste también una muestra: “Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra” (vs. 9, 10). No esperemos más, confiemos en Dios, por medio de Jesucristo (Efesios 3:12).
Dios es Omnipotente, que quiere decir, que todo lo puede (vs. 13-18). Lo que cada uno de nosotros somos es una formidable y maravillosa obra de Dios. Los versos citados, uno tras otro así lo demuestran. ¿Qué le parece este? “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (v. 16). No es por casualidad ni por evolución, es el formidable y maravilloso poder de Dios.
En Efesios 2:10 leemos: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús…”. Alguien ha interpretado la frase “hechura suya” como: obra maestra.

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