Marzo 6, Lectura: Salmo 144:1-15
Cuando el que gobierna tiene a Dios como su roca y más: misericordia,
castillo, fortaleza, libertador y escudo, librará la batalla y la guerra con
destreza, y su ejército le seguirá hasta alcanzar la victoria (v. 10). A un rey
así, o a un gobierno así, Dios se encarga que el pueblo esté sujeto a él (vs.
1, 2). Qué bien harían los gobiernos y reinos de la tierra en sujetarse a Dios.
Los reinos y los gobiernos son temporales, por eso deberían aprovechar
el tiempo y no gobernar con la vanidad del poder (vs. 3,4).
La grandeza del Señor es más grande que las crisis que pudiera enfrentar
un gobierno (vs. 5-11). Y qué decir de
su población y de la economía, su principal preocupación. Podemos
afirmar que habría cero delincuencia y cero crisis, por eso: “Bienaventurado el
pueblo cuyo Dios es Jehová” (vs. 12-15).
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