miércoles, 13 de mayo de 2020

Más que la miel


Mayo 13, Lectura: Amós 3: 9-4:3
“El Señor juró por su santidad”
En esta porción encontramos el segundo mandato a oír (4:1). Sin embargo, nuestra porción inicia con otra palabra no menos importante: “Proclamad” (3: 9). Debe ser vergonzoso que se invite a naciones extranjeras a presenciar el mal comportamiento de Israel. Pues Dios lo está haciendo y pide que filisteos y egipcios se reúnan, para decirles que Israel no sabe hacer lo recto; esto con el propósito de que testifiquen (3:9,10). ¿Vale el testimonio de un incrédulo contra un hijo de Dios? Sea que valga o no, Dios sabe todas las cosas, y lo mejor será que nuestro testimonio sea bueno delante de Dios y de todos los hombres. Pero, si se diera el caso, recordemos que ni la punta de nuestra oreja sufrirá daño (3:12).
Otro punto a considerar era la reputación de los testigos, cuya injusticia y brutalidad eran evidentes: delante de ellos Israel era culpable (3:14, 15; 4:1).
 “Jehová el Señor juró por su santidad” (4:2). Éste es un juramento solemne que garantizaba que el juicio será realidad, porque el Dios Santo no miente, y su santidad no puede dejar el pecado sin castigo. Es oportuno ahora recordar que porque Dios es Santo, sus hijos deben ser santos (1 Pedro 1:16).

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