Diciembre 6 Lectura: Esdras 4:1-24
Adversarios
Son inevitables, si es la obra de Dios; los enemigos no estarán de
acuerdo en que avance y buscarán detenerla. La estrategia que pretendieron usar
fue querer edificar con ellos bajo el argumento de que también buscaban a Dios.
No lo aceptaron, no era conveniente, ellos tenían que hacerlo solos como así lo
había mandado el rey Ciro (vs. 1-3). Como creyentes hemos de ser firmes en no
aceptar que otros, que nada tengan con nosotros, entren en nuestras labores.
Digamos ¡NO! al ecumenismo interreligioso, y de ser necesario también al
interdenominacional, el cual llega a ser causa de divisiones.
Como era de esperarse, los enemigos no quedaron conformes y los
intimidaron; sobornaron a los consejeros y los acusaron con el rey Asuero (vs.
4-7). También escribieron una carta al rey Artajerjes, acerca de la
reedificación de Jerusalén, de la que resumimos lo siguiente (vs. 8-24): (a) Llaman
a Jerusalén ciudad rebelde y mala. Si pensamos en nosotros, es verdad, éramos
(Tito 3:3); (b) Que no pagarían
impuestos. Aunque somos redimidos también somos peregrinos y extranjeros con
deberes que cumplir (Romanos 13:7; 1 Pedro 2:11-14); (c) Que ya no podría
poseer más naciones. Los creyentes son sal de la tierra y luz del mundo, a fin
de que el enemigo no gane a nadie más (Mateo 5:13,14).
Los infundios de la carta surtieron su efecto y el rey ordenó,
mediante una carta, suspender la obra, hasta nuevo aviso. Recordemos que somos
más que vencedores (Romanos 8:37-39). No desmayemos (Hebreos 12:3).
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