El rey no puede dormir,
Al rey se le ha ido el sueño,
Quiere leer y pide le traigan:
Las memorias y las crónicas.
En esto hallaron escrito,
Lo hecho por Mardoqueo,
Y el rey pregunta a sus siervos:
¿Qué honra a él le hicieron?
Ninguna, contestan ellos,
Por lo que ahora pregunta,
¿Qué se hará al hombre,
Cuya honra desea el rey?
Amán, entre tanto,
En el patio se encontraba,
Quería pedir al rey,
Lo que ya había tramado.
Una horca he preparado,
Y en ella quiere que cuelgue,
Al judío Mardoqueo:
Así pensó Amán su discurso.
Pensando esto es llamado,
Por el rey que le pregunta:
¿Qué se hará al hombre,
Cuya honra desea el rey?
Amán creyó que era él,
Quien honra recibiría,
Entonces listo las cosas,
Que pensó que le harían.
¡Oh, triste desilusión!
El hombre es Mardoqueo,
Y Amán tiene que ser,
Quien haga lo que pidió.
Todo apesadumbrado,
Amán se fue a su casa,
Y allí contó lo ocurrido,
Sintiéndose ya vencido.
Efectivamente así será,
Le dijeron a él sus sabios,
Y su mujer le remata,
Mardoqueo te vencerá.
Ya no tuvo Amán más tiempo,
Pues justo en ese momento,
Llegaron por él para llevarlo,
Los siervos apresurados.
Ester había dispuesto,
Un banquete para el rey,
Y como hemos de recordar:
Amán estaba invitado.
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