Diciembre 15 Lectura: Nehemías 4:1-23
Nuestros enemigos
La edificación del muro causó en Sanbalat y Tobías enojo y furia, por
lo que hicieron escarnio. Este fue su ataque. Era evidente que buscaba
desalentar: “estos débiles judíos”; “se les permitirá volver”; “acabarán”; “resucitarán”; “si subiere una
zorra lo derribará” (vs. 1-3).
En los ataques que buscan desalentar, hay cierta verdad en las
palabras que dice el enemigo, como en este caso, pues los judíos en ese momento
no eran los mejores constructores. Sin embargo, no se consideraba la otra gran
verdad: Dios estaba con ellos.
El desánimo es peligroso porque va en contra de la fe. Si la fe cree a Dios y a sus promesas, el desánimo
espera lo peor y se olvida de quién es
Dios y lo que ha prometido. El desánimo en la vida del creyente es verdaderamente
un ataque de Satanás a la fe.
Nehemías enfrenta el ataque de desaliento con oración. Es un gran
ejemplo de alguien que tiene en la oración, el primer recurso, no la última
opción. Después de decirle al Señor del menosprecio del que son objeto,
continúa con frases duras: “Y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza”; “entrégalos por despojo”; “no cubras su
iniquidad”; “no cubras”; ni…sea borrado”. No discute, no alterca, no debate; va
al Señor (vs. 4, 5).
Se edificó el muro, la muralla fue terminada hasta la mitad. En la
realización de esto hubo ánimo.
Pero los enemigos se encolerizaron y hasta conspiraron con atacar a
Jerusalén (vs. 6-8). Por esto hubo de diseñar una estrategia y ponerla en
práctica: (a) Oraron (v. 9); (b) Pusieron guarda día y noche (vs. 10,11); (c)
Aprovecharon fuentes de información (v.
12); (d) Se preparó defensa (v. 13); (e) Dieron aliento (v. 14); (f) Se armaron
todos y se distribuyó la obra y la defensa (vs. 15-19); (g) Se definió un punto
de reunión (v. 20); (h) Se asignaron turnos de trabajo (v. 21); (i) Hubo total
disposición (vs. 22,23).
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