Diciembre 2 Lectura: 2 Corintios 10:1-11:33
La mansedumbre y ternura de Cristo
La mansedumbre y ternura son dos cosas necesarias para resolver la
discrepancia que puede haber entre la humildad y la osadía con la que se
pretende proceder contra los que acusan carnalidad en las acciones. El apóstol
habla de esto a los corintios (10:1,2).
Es cierto que como seres humanos “andamos en la carne”, sin embargo,
el apóstol pone en claro que “no
militamos según la carne”. Esto lo refuerza con las armas que son espirituales,
apropiadas para la lucha espiritual (10:3-6).
Al referirse a sus cartas, el apóstol asegura que no les escribe para amedrentarles, y aunque estas
sean duras y fuertes, su persona no es
amenazante, sin embargo, las cosas se dirán de ser necesario (10:9-11).
Si otros se miden a sí mismos, por sí mismos, el apóstol dice que no
se gloriará desmedidamente, lo hará respetando la regla de Dios y el trabajo de
otros (10:12-18).
Un poco de locura (11:1,16, 21, 23): (a) El apóstol pide que se tolere
la suya, porque su deseo es llevar a los corintios a Cristo, el esposo, como una
virgen pura; (b) Pide se le reciba para un poco de gloria; (c) Prueba de osadía
y servicio.
Tocamos dos últimos puntos: (a) Ministros falsos y fraudulentos
disfrazados como ministros de justicia; (b) Semejanzas con enormes diferencias
(11:16-33).
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