Diciembre 26 Lectura: Ester 4:1-17
“Gran dolor”
La tensión continúa y Mardoqueo, al saber lo que se pretende hacer con
pueblo, va clamando con grande y amargo clamor, vestido de cilicio y ceniza, y
así vino a la puerta del rey (vs. 1,2). Todos los judíos de todas las
provincias, estaban en la misma situación (v.3).
Todo esto causó gran dolor en la reina Ester cuando se lo contaron,
por lo que envió vestidos para Mardoqueo, los cuales no aceptó (v. 4). También
envió a uno de sus criados para saber lo que estaba sucediendo. Mardoqueo la
puso al tanto: Que Amán había prometido dinero al rey con tal que autorizara la destrucción de los judíos; le dio copia del
decreto que ordenaba la destrucción, para que fuera a suplicar al rey e
interceder por el pueblo (vs. 5-8). El problema que tenía Ester es ella no
podía venir ante el rey, si este no la solicitara. El caso era de vida o
muerte, por lo que Mardoqueo le advierte que no por estar en el palacio ella se
salvaría. De una cosa estaba seguro Mardoqueo: que el respiro y la liberación
vendría de cualquier parte para los judíos; que ella perecería perdiendo la
oportunidad de hacer valer por qué era la reina (vs. 11-14). Habiendo entendido
esto, Ester pidió que ayunaran por ella, porque entraría a ver al rey con total
determinación, no importándole que pudiera perecer (vs. 15-17).
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