Noviembre 6 Lectura: Salmo 106: 1-48
De eternidad a eternidad
¿Te apuntas para expresar las
obras del Señor que son poderosas? ¿Te apuntas para contar sus alabanzas (v.2)?
Hazlo.
El salmista pide que el Señor lo visite con su salvación (v. 4); que
bueno es cuando una persona sabe lo que necesita y lo pide. ¿No quiere hacer
usted esta petición? Cristo tiene para usted una salvación tan grande (1
Timoteo 1:15;2 Timoteo 2:10; Tito 2:11; Hebreos 5:9).
El proceder del pueblo durante su peregrinar en el desierto fue nefasto
(no somos mejores); en resumen: no entendieron las maravillas, ni se acordaron
de las misericordias del Señor (v. 7). Estas son algunas muestras de su
conducta: La envidia contra Moisés y Aarón, llamado aquí el santo de Jehová (v.
16); la rebelión de Coré, Datán y Abiram (vs. 17,18); el becerro de oro, cuando
cambiaron la gloria de Dios (vs. 19-23); Cades barnea, cuando no creyeron (vs.
24-27). Estos y otros casos más los
llevaron a muchas naciones. Allí no les quedaba sino implorar salvación y que
fueran recogidos. Hay un buen propósito en esto: alabar el santo nombre del
Señor y gloriarse en sus alabanzas (v. 47). Digamos amén y aleluya porque
creemos en un Dios que es bendito desde la eternidad y hasta la eternidad (v.
48).
No hay comentarios:
Publicar un comentario