Noviembre 7 Lectura: 1 Corintios 1:1-9
Fiel es Dios
El llamamiento al apostolado de Pablo no vino de él mismo ni de los
hombres sino por la voluntad de Dios (v. 1).
Cuatro puntos de identidad (v. 2): (a) la iglesia es de Dios, no de
algún individuo; (b) los santificados son en Cristo Jesús, él
es la esfera en la que tiene lugar este acto de consagración; (c)
los llamados a ser santos con todos los que
en cualquier lugar invocan el nombre del Señor Jesucristo. Hay una estrecha relación;
(d) Cristo es Señor de todos.
Aunque aquí la gratitud es por los corintios (v. 4), bien podemos extender
esa gratitud por todos a quienes la gracia de Dios nos ha sido dada en Cristo
Jesús. Sin embargo, que nuestra actitud no sea como la que tenían estos
creyentes.
El creyente encuentra su verdadera riqueza en Cristo. El grado de
riqueza es completo, abarca todas las cosas, lo que hacía a Corinto una iglesia
maravillosamente dotada: en toda palabra y ciencia. (v. 5).
Un sustento fundamental de los corintios, y debe serlo también en
nosotros, era el testimonio acerca de Cristo, debidamente consolidado (v. 6).
Una relación interesante se da entre “que nada os falte en ningún don”
y la venida del Señor Jesucristo. La efectiva administración de los dones tiene
esa duración: hasta que el Señor venga, lo cual, si se hace, habrá la
confirmación para ser irreprensibles en el día del Señor Jesucristo (vs. 7,8).
Fiel es Dios, por él fuimos llamados a la comunión con Cristo (v. 9).
Medite en esto.
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