Noviembre 23 Lectura: 1 Corintios 15:24-58
Victoria
El apóstol continúa hablando de la resurrección, aunque también lo
hace de los enemigos: la muerte y el sepulcro.
Había una práctica de bautizarse por los muertos, la cual, si no había
resurrección, tal práctica sería vana (v. 29).
¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo…? El apóstol
responde a esto con la ilustración de la
semilla, y dice que Dios le da cuerpo a cada una (vs. 35-38). Luego hace distinción
de tipos de carne, de cuerpos, y menciona la gloria de ellos, para así llegar a
la resurrección de los muertos comparándola con los resultados que se
contrastan: corrupción con incorrupción; deshonra con gloria; debilidad con
poder (vs. 35-44).
Nuevamente se compara a Adán con Cristo; Adán fue hecho alma viviente
y Cristo, el postrer Adán, espíritu vivificante (v. 45). Adán es terrenal;
Cristo, del cielo (v. 47).
Otro tema interesante es cómo serán arrebatados los creyentes.
Señalamos estos puntos (vs. 51,52): (1) No
todos morirán; pero sí serán transformados; (2) será en un momento, lo
que se tarda en cerrar y abrir los ojos; (3) a la final trompeta; (4) los
muertos resucitarán incorruptibles, quienes vivan, serán transformados.
Cosas necesarias: Que lo corruptible se vista de incorrupción y lo
mortal de inmortalidad (v. 53). Cuando esto ocurra se cumplirá la palabra: “Sorbida
es la muerte en victoria” (v. 54).
Se describe una victoria: Dios la da por medio del Señor Jesucristo;
los enemigos derrotados son la muerte y el sepulcro. Por tanto, se nos manda a
estar firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre. El trabajo
en el Señor no es en vano (vs. 55-58).
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