Noviembre 21 Lectura: 1 Corintios 14:1-40
Con decencia y con orden
En el capítulo anterior el apóstol termina citando las llamadas
virtudes teologales: fe, esperanza y amor, y coloca al amor, como la mayor de
ellas. En el inicio de nuestra porción el apóstol manda diciendo: “seguid el amor; y procurad los
dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. El apóstol también se
ocupa del hablar en lenguas (vs. 1,2). En este caso resumimos de manera breve
los que nos dice de cada uno:
Profetizar: Debe procurarse por sobre los dones espirituales (v. 1);
es hablar a los hombres para edificación, exhortación y consolación (v. 3);
edifica a la iglesia (v. 4); es mayor el que profetiza que el que habla en
lenguas (v. 5); es señal a los creyentes (v. 22); convence y juzga al incrédulo
e indocto, manifiesta lo oculto del corazón y lleva a la adoración,
reconociendo la presencia de Dios (vs. 24,25); se recomienda que hablen dos o
tres y que los demás juzguen, aunque si algo le fuere revelado a otro que está
sentado, calle el primero (vs. 29,30).
Hablar en lenguas: El que lo hace, habla a Dios (v. 2); Se edifica a
sí mismo (v. 4); no provecha si no se acompaña con revelación, ciencia,
profecía o doctrina (v. 6); su interpretación se compara a ciertos instrumentos
musicales cuyos sonidos se han de distinguir (vs. 6-9); son preferibles cinco
palabras con entendimiento (v. 19); son
señal a los incrédulos (v. 22); si todos las hablan en la iglesia, el incrédulo
o el indocto puede decirles locos (v. 23); lo deben hacer dos o tres, si hay
intérprete, si no lo hay, que calle (vs. 27,28).
Algunos detalles interesantes en nuestra lectura son: No ignorar el
valor de las palabras (v. 11); si se anhelan dones espirituales, que se
procuren los que edifiquen a la iglesia (v. 12); se ha de orar y cantar con el
espíritu y con el entendimiento (v. 15); Dios no es Dios de confusión sino de paz (v.
33); hágase todo decentemente y con orden (v. 40).
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