Anhelo ser tu servidor, oh Señor,
Y sé que no debo ser carnal,
Ni niño en Cristo; sino espiritual.
Ayúdame a crecer,
No permitas que los rasgos de la carne,
Me hagan presa de celos y contiendas,
Mucho menos disensiones,
No quiero parecerme a los hombres,
Concédeme ser tu servidor.
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