Noviembre 5 Lectura: Salmo 105: 1-45
Sus maravillas
Se nos manda hablar y acordarnos de las maravillas hechas por el Señor
(vs. 2,5). Cuando Cristo vivió entre los hombres, hizo maravillas delante de
ellos, de manera que cuando sanó a un paralítico dijeron: “Hoy hemos visto
maravillas” (Lucas 5:26). Otros daban buen testimonio de él y se maravillaban
de las palabras de gracia que hablaba (Lucas 4:22).
Lo maravilloso que es el Señor (vs. 7-15): Destacamos su fidelidad, la
cual probó con el pacto y juramento que hizo con Abraham e Isaac. Era defensor
de su pueblo, por esto no consintió que nadie los agraviara ni que los tocaran.
Lo maravilloso de sus procedimientos
(vs. 16-22). José vendido y encarcelado no parece un buen procedimiento, sin
embargo, ya libre, le vemos como señor y gobernador. A su tiempo se cumplió su
palabra. Hubo otro a quien Dios hizo Señor y Cristo; ¿lo conoce? Su nombre es
Jesucristo (Hechos 2:36).
El pueblo en el crisol (vs. 23-25). Egipto fue esto para el pueblo,
pero sólo así se multiplicó. Dios lo hizo más fuerte que sus enemigos.
Los caudillos (vs. 28-36). Escogió a Moisés y Aarón poniendo en ellos
las palabras de sus señales. Recordemos cuales fueron: las tinieblas, el agua
convertida en sangre, las ranas, las moscas, los piojos, el granizo, las
langostas, la muerte de los primogénitos.
Su redención (vs. 37-45). Despojaron de su riqueza a los egipcios; una
nube les cubría de día y fuego les alumbraba de noche; les dio carne, pan y
agua. Por su fidelidad. Dios se gozó al redimirlos. Esto leemos de Jesucristo: “por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz…” (Hebreos 12:2).
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