Qué gran privilegio, gran responsabilidad,
Guardar en nosotros, vasos de barro,
El tesoro más grande de la creación:
El evangelio de Jesucristo:
Por fe andamos, no por vista.
Qué gran privilegio, gran responsabilidad,
Llevar en el cuerpo la muerte de Cristo,
Por todas partes llévalo, manifiéstalo,
Sólo así su vida ha de ser clara en nosotros:
Por fe andamos, no por vista.
Qué gran privilegio, gran responsabilidad,
Que nuestro hombre interior se renueve,
Mirando las cosas que no se ven,
Mientras el exterior se desgasta:
Por fe andamos, no por vista.
Qué gran privilegio, gran responsabilidad,
Tener mi morada, un edificio en
los cielos.
No hecha de manos, no s deshará,
Como esta morada terrestre, mi tabernáculo:
Por fe andamos, no por vista.
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