Noviembre 13 Lectura: 1 Corintios 6:1-20
Templo del Espíritu
Si ya tener algo contra otro era una falta, lo que seguía, ir a juicio
delante de las autoridades de este mundo, estaba peor. El apóstol parte de esto
que los corintios hacían para indicar “que los santos han de juzgar al mundo” y
“a los ángeles” (vs. 1-3,7), y propone una solución para los pleitos entre hermanos:
sufrir el agravio o ser defraudados.
La historia de algunos creyentes y sus antecedentes los coloca entre
los injustos y otras conductas peores, pero es eso, historia, porque en el
nombre del Señor Jesús, los creyentes han sido lavados, santificados y
justificados por el Espíritu Santo (vs. 8,9).
Cualquier cosa, aunque sea lícita, habrá de verse su conveniencia,
para no ser dominados. Ahora bien, un principio que se ha de tener presente en
la vida cristiana es que el cuerpo es para el Señor, partiendo de esto, cualquier
pecado que se cometa, está fuera del cuerpo, no así la fornicación, la cual va
en contra de este principio y contra el fin mayor: ser un espíritu con el Señor
(vs. 12-17).
Los últimos dos versículos de nuestra porción son dos joyas que brillan:
(a) Nuestro “cuerpo es templo del Espíritu Santo”; (b) Porque hemos “sido
comprados por precio” se nos manda a glorificar a dios en nuestro cuerpo y
espíritu, que son de Dios.
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