viernes, 17 de abril de 2020

Más que la miel


Abril 17, Lectura: Romanos 12:11-21
Deberes con nuestros semejantes
Enunciemos los deberes y que aumente así nuestro compromiso y responsabilidad de estar en el altar del Señor como ofrenda en sacrificio.
Habrá deberes en los que el cristiano ha de ser diligente, nada de flojera, nada de vacilar, nada de ser lentos, lo opuesto a esto es el fervor y en el servicio es donde se debe ver (v. 11).
Gozosos, sufridos y constantes, esto ha de ser una marca en la vida cristiana, facilitará  compartir para el necesitado y la práctica de la hospitalidad (Hebreos 13:2). Que haya motivación para tales acciones (vs. 12,13).
En el mismo sentido a lo dicho por Cristo, Pablo asigna el deber de que el creyente ha de bendecir al enemigo, no maldecirlo (v. 14; Mateo 5:44). 
Algunos deberes que se proponen parecieran sencillos de realizar, sin embargo, gozarse con y llorar con, requieren sensibilidad, pero no la fría sensibilidad que lleva el cumplir por cumplir, ha de complementarse con sencillez prefiriendo a los humildes sin presumir opinión (vs. 15,16).
En la relación con nuestros semejantes el apóstol propone deberes que pudieran parecer absurdos, o que van contra nuestra dignidad, porque cómo es posible que no nos cobremos las que nos hagan, cómo no hemos de vengarnos, cómo es que hemos de satisfacer las necesidades del que no nos quiere. Cumplamos nuestro deber y que la motivación nos de la satisfacción, pensando en que así debe ser el que goza de las misericordias del Señor (vs. 17-21). Tengamos también presente que el carácter de Cristo se ha de ir formando en nosotros (1 Pedro 2:21-25).
Sana doctrina: Consideremos todos los deberes aquí indicados como las obras que Dios ha preparado de antemano para andar en ellas (Efesios 2:10).

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