Abril 17, Lectura: Romanos 12:11-21
Deberes con nuestros semejantes
Enunciemos los deberes y que aumente así nuestro compromiso y
responsabilidad de estar en el altar del Señor como ofrenda en sacrificio.
Habrá deberes en los que el cristiano ha de ser diligente, nada de
flojera, nada de vacilar, nada de ser lentos, lo opuesto a esto es el fervor y
en el servicio es donde se debe ver (v. 11).
Gozosos, sufridos y constantes, esto ha de ser una marca en la vida
cristiana, facilitará compartir para el
necesitado y la práctica de la hospitalidad (Hebreos 13:2). Que haya motivación
para tales acciones (vs. 12,13).
En el mismo sentido a lo dicho por Cristo, Pablo asigna el deber de
que el creyente ha de bendecir al enemigo, no maldecirlo (v. 14; Mateo 5:44).
Algunos deberes que se proponen parecieran sencillos de realizar, sin
embargo, gozarse con y llorar con, requieren sensibilidad, pero no la fría
sensibilidad que lleva el cumplir por cumplir, ha de complementarse con
sencillez prefiriendo a los humildes sin presumir opinión (vs. 15,16).
En la relación con nuestros semejantes el apóstol propone deberes que
pudieran parecer absurdos, o que van contra nuestra dignidad, porque cómo es
posible que no nos cobremos las que nos hagan, cómo no hemos de vengarnos, cómo
es que hemos de satisfacer las necesidades del que no nos quiere. Cumplamos
nuestro deber y que la motivación nos de la satisfacción, pensando en que así debe
ser el que goza de las misericordias del Señor (vs. 17-21). Tengamos también
presente que el carácter de Cristo se ha de ir formando en nosotros (1 Pedro
2:21-25).
Sana doctrina: Consideremos todos los deberes
aquí indicados como las obras que Dios ha preparado de antemano para andar en
ellas (Efesios 2:10).
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