Abril 21, Lectura: Romanos 14:20-5:6
“Ni aun Cristo se agradó”
El último versículo de nuestra lectura de ayer nos invitaba a seguir
la mutua edificación. Continuando con el
tema, atendamos a la instrucción de no destruir la obra de Dios porque es malo
hacer tropezar a otros (4:20).
Un hermano puede tropezar, se puede ofender, o debilitar, no seamos nosotros
la causa (4: 21).
La fe, que va a determinar mi acción, la podré tener para conmigo siempre
que sea delante de Dios, con ella podré asumir una postura segura, sabiendo lo
que se aprueba (4: 22). Pero el que duda, el hombre de doble ánimo, por no
hacer las cosas con fe, tiene condenación pues todo lo que no proviene de fe,
es pecado (4: 23).
Otra vez la frase “así que”, que da pauta para lo que se va a decir a
continuación, lo cual tendrá el carácter de una instrucción que se ha de
seguir: Los fuertes han de soportar a los débiles y agradarles, de la misma
forma como lo hizo Cristo, sobre quien cayeron los vituperios. Gran enseñanza
es en esta por lo que tengamos el sentir de Cristo, pero también démosle la gloria al Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo (15:1-6).
Sana doctrina: “Ni aun Cristo se agradó a sí mismo”.
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