Abril 4, Lectura: Romanos
7:17-25
El pecado que mora en mí
Dos veces el apóstol usa esta expresión para presentar el causante de
lo que hacemos, no queriéndolo hacer, sin embargo, no se trata de evadir responsabilidades, sino
de actuar como una nueva criatura, y que hemos de cuidar lo que somos en Cristo
Jesús (vs. 17, 20)).
Cuatro veces el apóstol se refiere al “bien” como algo que: (a) No
mora en nuestra carne (v. 18); (b) Se
quiere pero no se hace (v. 18); (c) No se hace (v. 19); (d) Se quiere hacer (v.
21).
Cuatro leyes (vs. 21-23): (a) La que decreta “que el mal está en mí”:
Esto es una lucha dura, pero contamos con la ayuda del Señor en nosotros para
vencer; (b) La ley de Dios en la que como nuevas criaturas nos deleitamos; (c) La
ley de mi mente: Cuidado, porque esta ley
tiene como insubordinada a la ley del pecado; (d) Del pecado: Está en
los miembros y se rebela contra la ley de la mente. No podemos ser hombres ni
mujeres tratando de ser buenos y santos en nuestras propias fuerzas porque
somos impotentes para librar una batalla con el pecado.
Podemos unirnos al apóstol y exclamar: ¡Miserables de nosotros!, porque
el trabajo es duro y agotador, y no hay éxito en el esfuerzo. “¿Quién me
librará de este cuerpo de muerte?” ¿Es esta
una referencia a los antiguos reyes que atormentaban a sus prisioneros
al encadenarlos a cuerpos en descomposición? Lo que sigue es maravilloso: Estar
agradecidos a Dios por Jesucristo, Señor nuestro (vs. 24,25).
Sana doctrina: El hombre interior se deleita en la ley de Dios.
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