Abril 30, Lectura: Oseas 5:15-6:11
El hombre debe reconocer que está en un momento crítico cuando Dios
dice: “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozca su pecado y busquen mi
rosto. En su angustia me buscarán”.
Tristemente hay muchos que no lo hacen; no sea de esos. Hoy, muchos
están en condiciones de pobreza espiritual, otros, sus prácticas de vida los
han herido; y otros más creen que buscando a Dios según sus métodos es
suficiente. Creen que Dios está pensando que vendrán a él; entre tanto le siguen
diciendo: no. Se conforman con una vida de piedad engañosa (2 Timoteo 3:5).
La demanda de ayer de Dios es la misma para hoy: Dios quiere
misericordia y conocimiento de él, antes que obras y religiosidad. Entiéndalo
bien, es Dios quien demanda esto. La naturaleza adámica (porque es de Adán) es
causa de este grande mal en el hombre.
Una ola de violencia se había desatado en la tierra de Israel, aún los
lugares fortificados como Siquem, se habían vuelto peligrosos. Por esto Dios
sentencia un juicio.
Cristo, como el postrer Adán murió en la cruz para cambiar todo lo que
el primer Adán ocasionó (Romanos 5:12-21).
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