Abril 12, Lectura: Romanos 11:1-10
Israel
Para explicar que Dios no ha desechado a su pueblo, el apóstol Pablo declara
que está él como israelita, descendiente de Abraham, es decir, es hijo de Dios
por la fe. También utiliza parte de la
historia de uno de los profetas importantes de Israel: Elías, quien denunciaba
que estaban matando a los profetas y que aun a él procuraban matarlo. Dios le
dijo que tenía reservado siete mil hombres, que no habían doblado su rodilla
ante los ídolos, un remanente, por lo que el apóstol afirmaba que en su tiempo
también había un remanente escogido por gracia (vs. 1-5).
Las obras son contrarias a la gracia; aquellas buscan anularla, por lo
que gracia y obras no van juntas (v. 6).
Israel no ha sido desechado, porque si bien es cierto, lo que buscaba
Israel no lo alcanzó, los escogidos si lo alcanzaron, por su fe en Cristo (v.
7).
A los israelitas rebeldes Dios les un “espíritu de estupor” que es un
estado de muerte hacia las cosas espirituales, por eso los ojos y los oídos no
les funcionan adecuadamente (v. 8).
En relación a lo que dice David la idea es la de que los hombres
cómodamente disfrutando su banquete; pero su seguridad es falsa porque se ha
convertido en su ruina. Los judíos se sentían seguros con la idea de ser el
pueblo escogido; la pura idea se convirtió
en su ruina. Otra vez sus ojos no funcionan y se añade su espalda, que no los
puede mantener.
Sana doctrina: Gracia y obras no van juntas.
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