Abril 29, Lectura: Oseas 5:1-14
Polilla y carcoma
Cuando el poderoso comete infamia, se va a un pozo profundo. En lugar
de haber sido atalaya al desvalido, le pone trampas a su paso. Sus acciones
contaminan al pueblo y lo peor es que no tienen intención de cambiar, y es de
entenderse, pues no conocen al Señor.
Dios conoce a Efraín y a Israel, y sabe que tropezarán en su pecado,
llevándose también a Judá.
Las víctimas de su sacrificios no sirven de nada, son vanas, porque el
Señor se apartó de ellos, debido a que sabiendo que hacían mal, lo hacían,
específicamente en la formación de sus hijos, que no había identidad en ellos.
Con urgencia hagamos saber esto, en todo lo alto, que haya alarma en
la casa de iniquidad.
Oseas da su mensaje a Judá y a Efraín, los dos van de la mano en su
impío camino, aunque por el momento, sólo Efraín será deportado. Por lo que
hacen y son se dice de la ira que será derramada sobre ellos; que andan en pos
de vanidades; que ven su enfermedad y llaga y no se preocupan, como si les
gustara estar así.
Cuidemos nuestras acciones y que nuestra vida en sacrificio sea
integra y muestre que la presencia del Señor está con nosotros. Miremos bien
cómo y dónde andamos y si hay enfermedad, hagamos lo que sea necesario para
recuperar la salud, no precisamente física.
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