Abril 16, Lectura:
Romanos 12:1.-10
Sacrificio vivo
Nuestra lectura inicia con esta frase: “Así que”, que recoge todo el gran argumento del apóstol de
los once capítulos anteriores, y le da apertura al hermoso argumento de las
misericordias de Dios para que con amor y por amor, la voluntad se rinda, a fin
de que el cuerpo, cual ofrenda en sacrificio, sea presentado en alabanza en un
servicio de adoración (v. 1).
Para lograr lo anterior no hemos de adaptarnos, ni amoldarnos, ni que
nuestra pauta sea este tiempo. Tiene que haber un cambio radical en el hombre
interior para vivir rectamente en este siglo malo, “por medio de la renovación
de vuestro entendimiento comprobando así la buena voluntad de Dios, que es
agradable y perfecta (v. 2).
Los deberes cristianos: empezamos con
el orgullo, específicamente el apóstol manda a no tener más alto concepto
de sí, que el que debe tener, y agrega: “que piense de sí con cordura”, considerando
por esto al orgullo como una especie de locura. No hay razón para el orgullo si
consideramos que cada uno tiene su don de Dios. El cuerpo humano ilustra de
manera precisa el hecho de que nosotros un cuerpo en Cristo, todos miembros y
con diferentes dones (vs. 4-8).
El deber “amor” ha de ser sin fingimiento, cuidando para que alrededor
de él sólo haya cosas buenas y no malas, gozando el amor mutuo a que debe
llevar esto, siempre con respeto (vs. 9,10).
Sana doctrina: La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.
Somos un cuerpo en Cristo. El amor debe ser sin fingimiento.
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