Abril 2, Lectura: Romanos
7:1-6
Somos de Cristo
“La ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive” (v. 1): De
esto se deduce que la muerte pone fin a toda obligación contraída. Pablo lo
explica con una mujer que está casada y declara enfático que esta ya no está
ligada más a su marido si éste muere (v. 2).
Es posible que estas palabras tengan un sentido más amplio para Pablo
y que no sólo se refiera a la ley de Moisés, sino también a la “ley” de la
creación y la conciencia.
Una situación útil para los que no están a favor del divorcio es que
este no es permitido entre tanto viva el marido, así que la unión de uno de los
cónyuges, entre tanto viva el otro, será considerada adulterio (v. 3).
Con esto que plantea el apóstol hemos de entender que el creyente es
libre de la ley para ser de otro, de
Cristo, quien resucitó de los muertos, con el fin de llevar fruto para Dios (v.
4), dado que anteriormente el fruto era para muerte, pues nuestros miembros eran
impulsados por las pasiones pecaminosas de la carne (v. 5).
Sana doctrina: Hoy, el creyente está libre de la ley que lo sujetaba,
por eso ha de servirse “bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen
viejo de la letra” (v. 7).
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