Tenemos un Padre que nos ama,
El que cuando disciplina, lo hace por amor,
Y en ese amor nos restaura,
Y nos hace concebir nuevos sueños,
Y pone en nuestros labios risa y alabanza.
El evangelismo es siembra con lágrimas,
Pero es siega con alegría.
Es andar llorando,
Pero es traer gavillas cantando.
La obra es vana si no está el Señor,
Ni aunque madrugues o te desveles.
Y aún si no comes, es inútil,
Ahí ha de estar el Señor.
Herencia del Señor tus hijos,
Cosa de estima, saetas del valiente.
Hay que cuidarlos, y valorarlos,
Da en el blanco, bienaventurado.
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