Febrero 5, Lectura: Salmo 112: 1-113:9
Salmo 112
El hombre de bien teme al Señor y se deleita en obedecerle. Esto
le trae bendición a su familia,
prosperidad materia y espiritual. Se conduce de manera transparente ante los
demás, es honesto, seguro de sí. La razón de esta forma de ser es un corazón
confiado en Dios. Que así sea nuestro corazón.
Salmo 113
El salmista mide lo bendito que es el nombre del Señor: En cuanto a
tiempo es desde ahora y para siempre. En longitud: desde el nacimiento del sol
hasta donde se pone.
¿Ha pensado usted en Dios: sentado en las alturas; mirándonos;
haciendo justicia y vindicando al pobre y a la estéril? En tal nombre creemos.
Crea usted también, pues “en ningún otro hay salvación; porque no hay nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
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