Febrero 25, Lectura: Salmo 130:1-131:3
Salmo 130
“De lo profundo” (v. 1). Así deben ser nuestras súplicas al Señor,
dejándole la atribución de oír, de estar atento (v. 2). Y es que el perdón y la
redención no son cosas que han de dejarse para después. Aunque hay que esperar su
voluntad la espera es la más urgente.
En la espera confiemos porque Cristo es suficiente Redentor (v. 8).
Salmo 131
Un niño no se envanece en su corazón ni se enaltece en sus ojos. Un
niño se contenta con lo sencillo y no le importa tanto lo sofisticado ni lo
ostentoso. Así se comporta un niño (vs. 1,2).
¡Qué bueno sería ser siempre como un niño! Con razón el Señor
Jesucristo demanda volvernos y hacernos como niños (Lucas 18:3).
No hay comentarios:
Publicar un comentario