Cuando mi Salvador estuvo en angustia,
Estuvo por mí, pues bebería la amarga copa de dolor.
Cuando recuerdo mis mentiras,
Me siento como aquellos mentirosos,
Aquella noche aciaga, cuando le juzgaron.
Cuando le hacía guerra, aborreciendo su paz,
¿Cómo es que hacía yo esto, siendo pacífico él?
¡Ya no Señor! Perdón por tu angustia,
¡Perdón por mis mentiras!
¡Perdón por mis infamias!
¡Gracias por tu paz!
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