Terrible condición la que el pecado,
Ocasiona en aquel que a Dios no oye,
Lo derriba y lo lleva a negro valle,
Y allí lo deja muerto y olvidado.
Allí llega la voz de quien ha dado,
Su vida en la cruz de donde fluye,
Fuente de vida para aquel que
huye
Y que busca quien limpie su pasado.
Feliz aquel que vuelve humillado,
A Dios rogando quitar su iniquidad,
Y así se postra ante el crucificado.
El bien acepta, renuncia a la impiedad,
Su mano tiende, va a ser levantado,
Para que viva en plena santidad
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