lunes, 4 de mayo de 2020

Más que la miel


Mayo 4, Lectura: Oseas 10:1-15
Prosperidad
Muchas veces la prosperidad daña, como en este caso a Israel, que la usó para fomentar la idolatría. La implantó en su corazón dividiéndolo. Por esa razón son  hallados culpables y el Señor destruirá altares e ídolos.
“No tenemos rey”. Esta frase nos lleva a pensar en un trono vacío. Israel había hecho pacto con otras naciones que el poder de estas lo dominaban. Medite en esto y pregúntese: ¿quién está sentado en el trono de su vida?
La idolatría le trajo a Israel: temor, vergüenza y destrucción. El clamor por esto será como el que harán los moradores de la tierra en los últimos tiempos: “Y dirán a los montes: Cubridnos; y a los collados: Caed sobre nosotros”.
La labor del campo sirve de figura para amonestar al pueblo. Se contrastan dos tipos de labor. Escojamos la que tiene que ver con la justicia. Israel había sembrado la semilla de impiedad, por eso había cosechado iniquidad. Por confiar en sí mismo y en su poder militar comería fruto de mentira. La siembra que les convenía era la justicia para segar misericordia. La labor del campo obedece a tiempos, era tiempo de buscar al Señor. Hoy también es tiempo: búscale de todo corazón. Abre barbecho; eres tierra dura, te resistes a la semilla de la Palabra. No lo hagas más, permite que entre a tu corazón y que germine, y que produzca a ciento, a sesenta y a treinta por uno. Deja que Dios resplandezca en tu corazón, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en  la faz de Jesucristo.

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