lunes, 27 de enero de 2020

Poesía y pensamientos


Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Invitadas a una boda.
Aquel día se ataviaron,
De acuerdo al feliz momento,
Que tanto tiempo esperaron.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Con mística lámpara en mano,
Que no les podía faltar,
Así se declaran listas,
Y aceite van a comprar.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Prestas se dirigieron,
Al lugar donde estarían,
Para recibir al esposo,
Lugar de dicha y de gozo.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Un pensamiento había
En cada una de ellas,
Pensaban quizá que algún día,
Otras señoritas bellas,
Entonarían las odas,
En alegre compañía,
Llenándolas de ilusión.
En ocasión a sus bodas,

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Preparadas van las diez
O al menos así  lo piensan.
Más tarde cuenta han de darse,
Que no todas prudentes eran.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Al llegarse ya la noche,
Y mientras esta avanzaba,
El esposo no venía,
Y el sueño ya les ganaba.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Dormitando están las diez,
Sus ropas están ajadas,
Su apariencia descompuesta,
De cansancio maltratadas.

Eran diez las jovencitas,
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Las lámparas  se apagaban.
 De cinco de las muchachas
¡Dadnos de vuestro aceite!
Exclamaron alarmadas.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

La flama iba menguando,
La flama se iba apagando,
¡Dadnos de vuestro aceite!
Continuaban exclamando.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Id y comprad, les dijeron,
Las cinco que eran prudentes,
Para que no nos falte aceite,
Id y comprad a las gentes.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Entre tanto ellas se fueron,
El esposo al fin llegó,
Cinco lo recibieron,
Y las otras cinco no.
Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

Cinco vírgenes entraron,
Y la puerta se cerró.
Cuando las otras volvieron,
Ya era tarde, no se abrió.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

La lámpara es tu vida,
Y el Espíritu el aceite.
Dios lo da creyendo en Cristo
Esa es la preparación debida.

Eran diez las jovencitas, 
Señoritas eran diez,
Seguro que eran bonitas,
De la cabeza a los pies.

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