Enero 31,
Lectura: Mateo 27:32-28:20
Jesucristo y el día que me
redimió
¿Por qué no en lugar de él,
fui yo, quien llevara la cruz como Simón? Él quiso sufrir todo por mí. Él quiso
ser afrentado. A él le injuriaron. Él fue desamparado por todos. Hasta su Padre
lo desamparó: “lama sabactani”. Lo más maravilloso es que con su muerte abrió el camino a través del cual el hombre
podría volver a Dios, si cree en él.
Jesucristo murió, pero el día
domingo él resucitó. Por esto él merece ser adorado. Días después se fue para
estar a la diestra de su Padre, prometiendo su presencia para siempre.
Verdaderamente es el Hijo de
Dios.
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