Octubre 25 Lectura: Salmo 90:1-17
Hermosos pronunciamientos
Damos inicio a las meditaciones del Cuarto Libro de los Salmos, que
comprende del Salmo 90 al 106. Que haya bendición.
Muchos creyentes nos hemos gozado con el contenido de este Salmo,
esperamos que usted lo añada a sus favoritos.
“Refugio de generación en generación” (v. 1). La mejor demostración de
esto es la persona de Cristo. Que mejor refugio que él. El ladrón de la cruz lo
experimentó (Lucas 23:42,43).
“Mil años delante de tus ojos son como el día de ayer…” (v. 4). Esto
queda demostrado en el atributo de su eternidad (Hebreos 13:8).
“Los días de nuestra edad…” (v. 10). Los que sean deben ser en
constancia y fidelidad hasta terminar la lucha, habiendo peleado la buena
batalla (2 Timoteo 4:7).
“Enséñanos…” (v. 12). Algo que escribí en otra ocasión, concluía de esta manera: Entremos al aula del Señor. No hay duda que su
enseñanza irá formando a Cristo en nosotros (Gálatas 4:19).
“La obra de nuestras manos…” (v. 17). El salmista pide al Señor que
confirmara la obra de sus manos. Recordemos que hay obras preparadas de antemano
para que andemos en ellas (Efesios 2:10), por eso también atendamos a lo que Pablo dijo
a Arquipo: “Mira que cumplas…” (Colosenses 4:17).
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