Algo sobre la paciencia
Una de mis hijas me pidió que le desenredara su hilo de bordar. Durante 6 horas aproximadamente, me enfrasqué en esta tarea.
Déjenme decirles que comencé con toda la buena disposición y ánimo. Lo había hecho en otras ocasiones y lo había logrado. También debo decir que en cierto momento se me unió mi esposa y parecía que la tarea sería más fácil.
¿Qué sensaciones comenzaron a manifestarse?
Desesperación
Angustia
Molestia
A ratos, volvía el ánimo
Todo esto mezclado con la confianza de poder hacerlo. Había determinación.
¿Qué acciones alternas buscaron llevarse a cabo?
Cambio de estrategia
Cortar la parte enredada y empatar
Suspender
¿Qué sugerencias ajenas hubieron?
Abandonar
Cortar
Suspender para cenar
¿Qué convicciones internas había?
Tengo que poder
No me duermo hasta que termine
¿Hubo éxito? No, aunque logramos desenredar la mayor parte del hilo, mi esposa, en un descuido que tuve, cortó el hilo y amarró las dos puntas libres del enredo y, ¡asunto concluido!
Al día siguiente, tome la parte cortada y quise desenredarla. Ya no había el mismo interés.
Creo que podemos aprender algo sobre paciencia y como obtenerla.
En una situación de tribulación o prueba (Esto produce paciencia Rom.5:3 Stg.1:3) es normal que se presente desesperación, angustia o molestia; de igual modo que ánimo y optimismo se retomen.
Respecto a las tres sensaciones negativas, debemos procurar no permanecer con ellas para no caer en pecado; recordemos que se está probando nuestra fe. Aquí es bueno pensar porque Pablo en Romanos 15:4,5 relaciona la paciencia con la consolación de las Escrituras y de Dios y esto por la flaqueza de los creyentes. Entonces, aprendamos que, en esos momentos duros de la tribulación o prueba, las Escrituras, particularmente las promesas para nosotros allí escritas y nuestro gran Dios, producen tal consolación que esos incipientes recobros de ánimo y optimismo deben hacerse cada vez más constantes y permanentes.
Si hay confianza, esta debe estar en el Señor, porque el es poderoso para socorrernos y no permitirá mas de lo que podemos soportar. La confianza en el Señor nos dará determinación para soportar.
Al pensar en estrategias para soportar la prueba y así obtener paciencia, las Escrituras unen la paciencia a otras virtudes que bien podemos considerarlas estratégicas.
La paciencia y la longanimidad (Col 1:11): definamos esta como la grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. Las palabra de Jesús a Pedro:“He rogado que tu fe no falte” deben proporcionarnos gran confianza. Que Cristo esté a nuestro lado en las pruebas es sencillamente maravilloso. Hebreos 10:32-36 es un ejemplo de longanimidad
Paciencia y fe (2Tes. 1:4): La prueba no nos debe detener, aún en esta, debe haber crecimiento. Echarnos a sufrir por la prueba, provocará que dejemos de hacer lo que nos corresponde hacer en la obra del Señor. Aquí está la estrategia: seguir en nuestro servicio para el Señor.
La paciencia y Cristo (2 Tes.3:5).Todo lo que Cristo hacía, lo hacía para glorificar a su Padre (Jn.12:27,28). La estrategia es que aún en la prueba, el nombre del Señor sea glorificado.
Esta es la estrategia excelente, cambiarla nos llevaría a buscar soluciones fáciles y cómodas contrarias al Señor y a los resultados que él quiere para nosotros.
A lo anterior es necesario agregar que la paciencia es una de las virtudes fruto del Espíritu Santo, por lo que indudablemente, una vida en el Espíritu y en total sujeción a él, es determinante para que cuando seamos probados, se produzca la paciencia, y esta tenga su obra completa, y así seamos perfectos y cabales, sin que nos falte ninguna cosa.(Gal. 5:22-25; Stg. 1:4)
Respecto a las tres sensaciones negativas, debemos procurar no permanecer con ellas para no caer en pecado; recordemos que se está probando nuestra fe. Aquí es bueno pensar porque Pablo en Romanos 15:4,5 relaciona la paciencia con la consolación de las Escrituras y de Dios y esto por la flaqueza de los creyentes. Entonces, aprendamos que, en esos momentos duros de la tribulación o prueba, las Escrituras, particularmente las promesas para nosotros allí escritas y nuestro gran Dios, producen tal consolación que esos incipientes recobros de ánimo y optimismo deben hacerse cada vez más constantes y permanentes.
Si hay confianza, esta debe estar en el Señor, porque el es poderoso para socorrernos y no permitirá mas de lo que podemos soportar. La confianza en el Señor nos dará determinación para soportar.
Al pensar en estrategias para soportar la prueba y así obtener paciencia, las Escrituras unen la paciencia a otras virtudes que bien podemos considerarlas estratégicas.
La paciencia y la longanimidad (Col 1:11): definamos esta como la grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. Las palabra de Jesús a Pedro:“He rogado que tu fe no falte” deben proporcionarnos gran confianza. Que Cristo esté a nuestro lado en las pruebas es sencillamente maravilloso. Hebreos 10:32-36 es un ejemplo de longanimidad
Paciencia y fe (2Tes. 1:4): La prueba no nos debe detener, aún en esta, debe haber crecimiento. Echarnos a sufrir por la prueba, provocará que dejemos de hacer lo que nos corresponde hacer en la obra del Señor. Aquí está la estrategia: seguir en nuestro servicio para el Señor.
La paciencia y Cristo (2 Tes.3:5).Todo lo que Cristo hacía, lo hacía para glorificar a su Padre (Jn.12:27,28). La estrategia es que aún en la prueba, el nombre del Señor sea glorificado.
Esta es la estrategia excelente, cambiarla nos llevaría a buscar soluciones fáciles y cómodas contrarias al Señor y a los resultados que él quiere para nosotros.
A lo anterior es necesario agregar que la paciencia es una de las virtudes fruto del Espíritu Santo, por lo que indudablemente, una vida en el Espíritu y en total sujeción a él, es determinante para que cuando seamos probados, se produzca la paciencia, y esta tenga su obra completa, y así seamos perfectos y cabales, sin que nos falte ninguna cosa.(Gal. 5:22-25; Stg. 1:4)
Que ejemplo de paciencia!, y comparto el mismo sentir, Dios nos conceda la dicha de cultivar y enriquecernos de semenjante virtud: paciencia.
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