lunes, 12 de octubre de 2009

AMPLÍA TU CONOCIMIENTO

El primer día de la creación, Dios hizo que fuera la luz, separó la luz de las tinieblas y llamó a la luz Día y a las tinieblas llamó Noche (Gn. 1:3-5).
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El segundo día de la creación Dios dijo que hubiera expansión en medio de las aguas, y que se separaran las aguas de las aguas. Hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y llamó Dios a la expansión Cielos(Gn.1:6-8).

ROTULOS Y LETREROS

Cristo está siendo formado en mí (Gál. 4:19)


Tu vida en la carne, vívela en la fe de Cristo (Gál. 2:20)


El justo por la fe vivirá (Ro. 1:17)


¡Cuidado! ¡Dios es fuego consumidor! (Heb. 12:29)


¿Cuál inseguridad? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro.. 8:31)

REFLEXIÓN


Los Pobres en Espíritu
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" ( Mt. 5:3).

Entre las personas que pudieran considerarse de valor en el mundo, nadie se atrevería a mencionar a un pobre, sin embargo, de los pobres es a los que nos vamos a referir en este artículo; el mundo los necesita. A los pobres en espíritu, Jesucristo los llamó “bienaventurados”. Esta declaración la hizo en el llamado Sermón del Monte, el cual puede usted leer en el Evangelio según San Mateo 5:1-10.
¿Qué quiso enseñar el Señor Jesucristo?La pobreza como un estilo de vida, está es en el espíritu y quiere decir con esto que el hombre sea humilde, a tal grado, que pueda ver su real condición delante de sus semejantes, pero especialmente delante de Dios y de su Palabra, ante la cual debe temer.
Los actos que realiza el hombre pueden llevar a su espíritu por diversas experiencias; algunas negativas, tales como, amargura, congoja, agitación, desánimo, angustia, etc., las cuales lo pueden afectar a tal grado que su espíritu padezca de ello de manera permanente, y esto llega a ser así, porque ha escogido sus propios caminos y lo que desagrada a Dios. Acciones contrarias a lo establecido por Dios o al buen orden: lo duro de la vida, el temor a lo desconocido, no obtener lo que se desea, lo frágil de la vida, etc., son causa principal de todo esto.
¿Qué hacer para cambiar esta vida? Aprender a ser pobre en espíritu.El hombre tiene que aprender a verse tal cual es; no puede, en su soberbia, creer que toda obra de sus manos, que todo cuanto hace y dice en detrimento de la relación con sus semejantes, pero sobre todo, con Dios, sea algo a lo que el Altísimo va a permanecer indiferente. ¡Dios no lo hará! Y la humanidad clama porque las cosas cambien en este mundo. No es posible que la vida no valga nada; que lo recto, limpio y santo carezcan de valor.
¿De qué servirá todo lo anterior? ¿Serán de provecho los pobres en espíritu para este tiempo? ¡Por supuesto que sí! Los pronunciados de Jesucristo son de actualidad, la humanidad sigue en declive y no hay forma alguna de que detenga su camino hacia abajo. La solución está en Dios, si el hombre enmienda su camino y deja de hacer todo aquello que le desagrada, si abandona su actitud soberbia ante la Palabra de Dios y tiembla ante ella con esa humildad y pobreza de espíritu, Dios lo mirará, y más aún, él cumplirá al hombre sus promesas.

viernes, 9 de octubre de 2009

MOTIVOS PARA ADORAR

Historia: Abraham ofrece a su hijo Isaac (Gn. 22:13)

Cuando demandas algo de mí y esperas que obediente te lo entregue…y te lo entrego, entonces adoro (Gn.22:5)..
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Historia: El criado de Abraham va en busca de esposa para Isaac (Gn. 24:1-67).
Cuando tomas control de todo a mi alrededor y haces que las cosas sean aún más de lo que yo puedo esperar, entonces adoro (Gn. 24:29).
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Historia: Moisés repone las tablas de la ley (Éx. 34:1-8)
Cuando trabajo contigo y tu nombre es glorificado, apresurado bajo mi cabeza al suelo, entonces adoro (Éx.34:8).
El “entonces” es tiempo, es ocasión; no es efecto, tampoco es conveniencia, aunque sí es conveniente. La maravilla de esta realidad es que como son tantas las razones para adorarte: ¡que entonces te adoro!
¡Recibe Señor mi adoración! ¡Percibe de mi vida solo lo que te agrada y que sea olor fragante y sacrificio acepto a ti !¡Señor, que te agrade todo cuanto hay en mi corazón y que mi vida esté acorde con lo que mis labios dicen.

jueves, 8 de octubre de 2009

REFLEXIÓN

El Nacimiento

El nacimiento es una maravilla, es un milagro, es una bendición, y ¡claro que es una razón justificada para gozarse!
Cuando sucede, todo lo complejo que es la vida, la cual sólo Dios, que es su Creador la puede dar, se desarrolla en el niño o niña que nace. En tal momento no se trata de entender lo complejo; no se puede, al corazón sólo lo embarga un profundo e inmenso amor.
En el Evangelio según San Juan, en el capítulo 3, hay un relato acerca de un hombre que cierta noche buscó al Maestro, su nombre era Nicodemo. El Señor Jesús le planteó a este hombre que para ir al cielo tenía que nacer otra vez. Tal planteamiento asombró al hombre, ya que como él mismo dijo, era viejo. El Señor Jesús le aclara que era nacer en el Espíritu y que, para que esto fuera posible, Cristo tenía que morir en una cruz para que así, todo aquel que naciera de nuevo, tuviera vida eterna. Nótese el contraste; en un evento natural como el nacimiento biológico, la reacción normal es de gozo, de alegría; sin embargo, en el otro nacimiento, para ir al cielo, la reacción es de impotencia, incredulidad e ignorancia. ¿Qué hay en el entendimiento humano que no cree las cosas celestiales?
¿Cómo ha reaccionado usted cuando ha tenido lugar en su familia el feliz acontecimiento del nacimiento de un hijo, hija, nieto o nieta?¿Cuál es su reacción ante el planteamiento de que debe nacer otra vez? Que su reacción no sea de incredulidad. Nacer otra vez es creer que Jesucristo vino a esta tierra y que le fue necesario morir en la cruz para que usted tenga vida eterna y es ponerse en sus manos para que lo haga una nueva criatura. Sin que importe lo que haya vivido, esto sería la más grande y maravillosa bendición que podría recibir. Si acepta creer en Jesucristo, habrá nacido otra vez y entonces puede decir estas palabras: Señor, ayúdame a dar los primeros pasos de mi nueva vida, quiero agradarte y que tu Palabra, cual alimento, me nutra y haga desarrollarme, para que crezca ese niño que ahora recibes en tus brazos.
El Sr. Jesús dijo que hay gozo en los cielos por un pecador que se arrepiente.

martes, 1 de septiembre de 2009

ARTÍCULO

Esgrima Bíblica ¿Una destreza olvidada?

La esgrima es el arte de jugar y manejar la espada. La “esgrima bíblica”, como arte de “jugar” y manejar la Biblia, recibe este nombre por ser precisamente la Palabra de Dios, ¡una espada! (Ef. 6:17; Heb. 4:12).
En todo niño este arte debe producir una emoción indescriptible: ¡La mirada atenta, la mente despierta, manos rápidas, nervios!... ¡Adrenalina pura! ¡Quién dice que las “maquinitas son lo mejor!
¿El momento culminante? La cita bíblica que se encuentra y lo que significa que una vida tierna lea un texto de las Escrituras. Esto trae bendición.

Un momento emocionante
Una lista de textos selectos, un reloj y una campana, además de un tomador de tiempo y un juez, son algo necesario para un buen momento de “esgrima bíblica”. A la voz de quien se encargue de dar las citas bíblicas, cada niño participante tomará su espada: la Biblia. A toda velocidad buscará la cita indicada y al encontrarla se pondrá de pie, con la emoción de haber vencido el tiempo, pero sobre todo, porque leer la Palabra, es algo para gozarse.

¿Qué tiempo debe darse?
Un máximo de diez segundos, pero atrévete a bajar la barrera de los cinco segundos.

El lugar y el momento para la “esgrima bíblica” pueden ser tu casa o el templo, si se permite y, después de aquello que sea prioritario, como tus tareas o tu clase.

¿Qué hacer para ser un campeón de “esgrima bíblica”?
Memoriza los libros de la Biblia
Ten a la mano una Biblia “rápida”, sin notas.
Entrena con tiempo máximo de cinco segundos.
Repite mentalmente la cita indicada.
Ubícala mentalmente, dos libros antes y dos después.

Y ahora si. ¡Cuidado contigo!

lunes, 31 de agosto de 2009

REFLEXIÓN

Algo sobre la paciencia

Una de mis hijas me pidió que le desenredara su hilo de bordar. Durante 6 horas aproximadamente, me enfrasqué en esta tarea.
Déjenme decirles que comencé con toda la buena disposición y ánimo. Lo había hecho en otras ocasiones y lo había logrado. También debo decir que en cierto momento se me unió mi esposa y parecía que la tarea sería más fácil.
¿Qué sensaciones comenzaron a manifestarse?
Desesperación
Angustia
Molestia
A ratos, volvía el ánimo
Todo esto mezclado con la confianza de poder hacerlo. Había determinación.

¿Qué acciones alternas buscaron llevarse a cabo?
Cambio de estrategia
Cortar la parte enredada y empatar
Suspender

¿Qué sugerencias ajenas hubieron?
Abandonar
Cortar
Suspender para cenar

¿Qué convicciones internas había?
Tengo que poder
No me duermo hasta que termine


¿Hubo éxito? No, aunque logramos desenredar la mayor parte del hilo, mi esposa, en un descuido que tuve, cortó el hilo y amarró las dos puntas libres del enredo y, ¡asunto concluido!
Al día siguiente, tome la parte cortada y quise desenredarla. Ya no había el mismo interés.
Creo que podemos aprender algo sobre paciencia y como obtenerla.
En una situación de tribulación o prueba (Esto produce paciencia Rom.5:3 Stg.1:3) es normal que se presente desesperación, angustia o molestia; de igual modo que ánimo y optimismo se retomen.
Respecto a las tres sensaciones negativas, debemos procurar no permanecer con ellas para no caer en pecado; recordemos que se está probando nuestra fe. Aquí es bueno pensar porque Pablo en Romanos 15:4,5 relaciona la paciencia con la consolación de las Escrituras y de Dios y esto por la flaqueza de los creyentes. Entonces, aprendamos que, en esos momentos duros de la tribulación o prueba, las Escrituras, particularmente las promesas para nosotros allí escritas y nuestro gran Dios, producen tal consolación que esos incipientes recobros de ánimo y optimismo deben hacerse cada vez más constantes y permanentes.
Si hay confianza, esta debe estar en el Señor, porque el es poderoso para socorrernos y no permitirá mas de lo que podemos soportar. La confianza en el Señor nos dará determinación para soportar.

Al pensar en estrategias para soportar la prueba y así obtener paciencia, las Escrituras unen la paciencia a otras virtudes que bien podemos considerarlas estratégicas.
La paciencia y la longanimidad (Col 1:11): definamos esta como la grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. Las palabra de Jesús a Pedro:“He rogado que tu fe no falte” deben proporcionarnos gran confianza. Que Cristo esté a nuestro lado en las pruebas es sencillamente maravilloso. Hebreos 10:32-36 es un ejemplo de longanimidad
Paciencia y fe (2Tes. 1:4): La prueba no nos debe detener, aún en esta, debe haber crecimiento. Echarnos a sufrir por la prueba, provocará que dejemos de hacer lo que nos corresponde hacer en la obra del Señor. Aquí está la estrategia: seguir en nuestro servicio para el Señor.
La paciencia y Cristo (2 Tes.3:5).Todo lo que Cristo hacía, lo hacía para glorificar a su Padre (Jn.12:27,28). La estrategia es que aún en la prueba, el nombre del Señor sea glorificado.
Esta es la estrategia excelente, cambiarla nos llevaría a buscar soluciones fáciles y cómodas contrarias al Señor y a los resultados que él quiere para nosotros.

A lo anterior es necesario agregar que la paciencia es una de las virtudes fruto del Espíritu Santo, por lo que indudablemente, una vida en el Espíritu y en total sujeción a él, es determinante para que cuando seamos probados, se produzca la paciencia, y esta tenga su obra completa, y así seamos perfectos y cabales, sin que nos falte ninguna cosa.(Gal. 5:22-25; Stg. 1:4)

Poesía y pensamientos

Busca hacer lo recto, lo pide el Señor, Mira, tus acciones, las ven alrededor, Los que te conocen, atestiguarán, Y aunque sean peo...